De un tiempo a esta parte todo cuanto circula por mi cabeza acaba siempre encontrando un desvío hacia ti.
No parece haber tierra firme entre este desconsuelo y aquella confusión. Sobrevivo con un pie a cada lado, tambaleándome, pero a flote, entre el vaivén de tu marea.
Cómo querer en su justa medida a quien se ama con desmesura.
Me tropecé con tu mirada y de improviso, todas mis trincheras se desvanecieron. Me quedé paralizada, mirándote con el alma al descubierto, sin poder disimular el deseo de besarte, sin más remedio que admitirme que me estaba enamorando.
Agradece el tiempo en que cuidó con esmero de tu soledad y déjale ir. Sin pesares, sin nostalgias...
Allí todo es ahora. Presente absoluto. Absolutamente presente.
Si Tom fuera loro repetiría sin cesar dos simples palabras: "Te quiero"
Observo que me observan, me juzgan y me condenan. Todo en una sola mirada: la mía.
Examino qué le ha ocurrido a mi percepción de mi misma tras este año de cambio vital y descubro que todo cuanto antes sirvió para esconder mis inseguridades, ahora solo entorpece, oculta a la persona que soy, alguien que ya no sólo no teme ser vista, sino que ansía serlo.
Me apresuro a escribir algo que me recuerde cómo te soñé. Quiero aferrarme a la emoción intensa que cobró vida en sueños y que se desvanece ahora que tú eres tú y yo solo alguien que te sueña.
Sé que por ahora todo cuanto debo hacer es sonreír y dar las gracias a un dios abstracto por otorgarme la capacidad de amar a las personas que aparecen en mi vida.
Siempre estoy examinando de cerca mis miedos. Constantemente sometiéndolos a la prueba de la verdad para descubrir si se trata de miedos justificados o de alguno de esos que solo sirve para entorpecer la vida.
Así las cosas, seguiremos echando las cartas, jugando partidas, razonando las jugadas y diseñando estrategias, pero sobre todo, sintiendo la emoción de no saber a ciencia cierta en qué consiste este juego…
Todos estos asuntos que razono mientras escribo, o viceversa, quedan grabados en mi cerebro y sé que, tarde o temprano, acabarán saliendo a presión por esta boca mía que sufre últimamente de severa incontinencia verbal.
Entre la vida como ha de ser, esa que nos venden sin cesar, y la vida imaginada, se abre un abismo a la medida de los miedos de cada uno. Salvar ese abismo lleva días a unos, meses a otros y años a quienes, como yo, no solo parten de una altura considerable sino que además, lo hacen sufriendo de un vértigo crónico.
Algunos días quisiera haber nacido en Siberia, otros en Nueva Zelanda, el otro día pensé que mejor en Suiza, hará cosa de un mes le daba vueltas a Islandia, y hace dos a Marruecos; un años atrás solo pensaba en Kenia y hoy no dejo de sentir Mongolia.